Ana Trejos y el Camino de Santiago


(Fotografía de una de las páginas del libro “Camino Sanabrés”, de Pepe Sandoval; presenta a la pintora en algún sitio del Camino de Santiago).

ANA TREJOS Y EL CAMINO DE SANTIAGO

Ana Trejos nació el 26 de octubre de 1943 en San José, Costa Rica. Se enamoró de España desde niña, cuando preguntó a su padre cuál era el país más bueno del mundo, y su padre respondió, sin dudar, “España”. Desde entonces trató de conocer a fondo todo sobre ese país: en casa suya y de sus abuelos maternos abundaban los libros españoles, y su padre tenía muchos discos, y también cantaba él mismo muchas canciones españolas. Gracias a la música, los libros y las películas que llegaban al cine de Costa Rica, fue conociendo la que sería por siempre la tierra de sus amores.
En 1964, con 21 años, viajó por fin a España, para estudiar pintura. Además estudió allí algo de guitarra y danza españolas. Al marcharse, su familia pensó que ese viaje por fin la desilusionaría y la haría poner sus pies en “su” tierra; pero pasó todo lo contrario. Regresó a Costa Rica en 1968, con la intención de regresar a España apenas pudiera, y vivir allí; sin embargo, finalmente se casó e hizo su vida en Costa Rica. Como pintora, ha dedicado gran parte de su arte a los paisajes españoles, junto con los no menos bellos paisajes naturales de su país.
A partir de 1988 ha viajado a España siempre que ha podido. En 2009 cumplió por fin uno de sus sueños: recorrer el Camino de Santiago. Inició el 23 de setiembre en Salamanca, y llegó a Santiago de Compostela el 12 de octubre. En julio de 2011 realizó tres etapas del camino francés: de Burgos a Puente Fitero (Palencia).
Según la pintora:
“El Camino de Santiago ha sido una de las mejores experiencias de mi vida. Los peregrinos, sean creyentes o no, católicos o no, respetan el camino, y el camino los lleva; todo se facilita. El primer día, luego de recorrer 35 kilómetros, pensé que no iba a poder seguir; y al día siguiente vi que podría. Pasar por los pueblos, ver cómo sus gentes ayudan a los peregrinos con gran disposición, y el placer de caminar por los campos y pueblos de ese pedazo de España…
No me arrepiento de haber ido sola. Aunque conocí gente maravillosa, las mayores emociones las viví los días que iba sola. El paisaje, las vivencias en los albergues…”

Página de la exposición "Camino de Santiago" en Facebook